Patrocinio Gil Sánchez lauréat 2022 du Prix International de Littérature Antonio Machado

Patrocinio Gil Sánchez (Rivilla de Barajas, Ávila 1949)

Patrocinio Gil Sánchez a publié les recueils de poésie Rosa de un día (1979), De la siembra a la siega (1981), Arriba de los sueños (1989), Teresa, Teresa (1997), Me lo dijeron tus ojos (1997). Il a obtenu de nombreux prix de poésie et prose. Il est membre fondateur du groupe littéraire « Tétrada« .


PALABRAS EN MI AUSENCIA Y CARTA A DON ANTONIO MACHADO

 

Permítanme, antes de la lectura de esta carta, decirles que es un honor, pero también una sorpresa, una grata sorpresa, que el jurado del Premio Internacional de Poesía de la Fundación Antonio Machado en Collioure, se haya decantado por mi obra 22 Y FEBRERO, como ganadora de la convocatoria de este año. Por lo que les estoy muy  agradecido. Comentarles, que la ilusión también ha sido doble y doble la satisfacción ya que, no hay mejor galardón que este premio, cuyos versos  escribí con gran cuidado y esmero para que, tanto Don Antonio, mi poeta del alma, como el maestro de mi pueblo allá en Ávila, no se sintieran defraudados. El mejor galardón cuando el final de toda una vida dedicada a la poesía va llegando al final, perdiendo coraje por la edad y los achaques. Gracias otra vez al jurado y gracias a la Fundación que lleva el nombre del poeta por mantener viva la llama de la poesía (siempre la hermana pequeña de la literatura) al convocar cada año este hermoso e importante premio, al que tenía unas ganas inmensas de presentarme pero que, unas veces por una causa y otras por otra, lo iba dejando. Por eso este pasado 2021, allá por el mes de junio cuando volví a ver las bases en internet, me dije, Patro, esta la última oportunidad, manda los poemas que escribiste en el viejo cuaderno. Y lo hice. Y me alegro.

Unas horas después de que me llamara Antonio Orihuela,  Presidente del jurado para darme la grata noticia y felicitarme, pensé, como escribiera Almudena Grandes, recientemente fallecida, “Que el silencio pesa tal vez en quien calla más que la incertidumbre en quien no sabe”. Y es que yo, que sigo siendo un niño con 72 años largos y nunca he podido dejar de regresar a aquella infancia de la luz en el mar de los trigos cuajados de amapolas, no podía creérmelo del todo, que sólo era un sueño y al alba despertaría de él y no habría nada. No podía hacerme a la idea de que me lo habían concedido a mí.

Salí de toda duda cuando a la mañana siguiente, Joëlle Santa-García, Presidenta de la Fundación, me lo corroboraba. Y, cuando colgué el teléfono y el silencio se hizo otra vez alegría, cerré los ojos y, como tantas veces le hablo a Don Antonio pidiéndole ayuda en los poemas, le dije en un salto que era ya un alborozo: Este Premio lo hemos ganado los dos, tú, con los versos crecidos de la tierra y el pueblo, y yo, con estos tan sencillos que, a tiras, me rompieron la piel al escribirlos. Y, de repente, como siempre sucede con un beso, escribí entre las briznas del color ya tan límpido de una mañana de enero que se colaba por los cinco sentidos y me hacía un poco más poeta:

Cuando escribes

cuentas cuentos e historias,

rememoras recuerdos

y dibujas infancias,

también esos exilios interiores

que se van de los sueños

y se hacen realidad

en los versos del aire…

 

Luego, porque siempre hay un luego, mi querido poeta, por la constante y húmeda soledad del exilio, hoy, que se cumplen ya en las treguas del ansia 83 inviernos desde que nos dejaste y en mí se fue quedando la pena aprisionada. Te escribo cuatro letras con el color del tiempo de aquellos días azules y aquel sol de la infancia. Cuatro letras con pausa al son de este concurso que despertara en mí la ilusión de los versos que  fui escribiendo en tu nombre, como si fueras tú, con la pluma del alba y del exilio, el que los escribiera, un poco entre la lluvia que de verte lloraba en aquel triste enero del año 39 de sinrazón abierta como una vieja herida. Volver donde ahora habitas y estarme unos minutos al lado de tu tumba. Ahí, conjugando tu pena que también es la mía, la de todos vosotros los que hoy habéis venido. Estar aquí en Collioure y ser uno de tantos de los que no te olvidan. Sentir, como si me buscaran, tus ojos lentamente y me dieran los ánimos para seguir viviendo en la poesía. Porque sé que tus versos viven, Don Antonio, para que los míos vivan.

Pero no pudo ser el estar con vosotros, en especial contigo. Y me duele no estar, y te pido disculpas, aunque, eso sí, sigo siendo ese niño que con tanta ilusión presentó sus poemas como un sueño aprendido de memoria y el corazón latiéndole en el pecho en un gozo infinito. Por eso, aunque aquí no estoy, mi corazón lo está, siempre vendrás conmigo y, tanto vienes, que me fui haciendo grande cuando envié estos versos con la suma esperanza de no saber ganar, y han ganado. Y en esta alegría inmensa, he cortado una rosa que llevo entre las manos para dejar con emoción y respeto y como sencillo homenaje sobre la tierra de tu tumba, y te envío en esta carta, que alguien leerá en mi nombre esta dulce mañana en la que tú y yo (los versos nos empujan) somos entre los sueños (tú, mucho más que yo) casi protagonistas.

Siempre quise escribir: soy castellano viejo y los versos que escribo, se cuelan por las aguas de ese río de mi pueblo llamado Zapardiel, y de ese otro, Padre Duero, del que tanto escribiste, que por Soria y sereno, traza sin darse cuenta su curva de ballesta. Escribir, Don Antonio, a tu modo y manera, con la sencilla forma con que tú me enseñaste y el maestro me enseñara cuando los siete años. Y éste es el resultado, tan pobre y tan hermoso y en tu nombre que siempre va conmigo:

Como no pude venir

te envío mi voz en la carta;

mi voz callada y serena

pero ya un poco cascada,

Soledades de llevarte,

verso a verso aquí en el alma.

¡Ay, Don Antonio y amigo,

que en mi interior eres llama,

campos de Castilla, campos…

en los que tus versos granan

y yo, segador humilde,

con las claritas del alba,

como cosecha en primicia,

recojo como ganancia!

Hasta siempre Don Antonio

 

Casi en Collioure y a 20 de febrero de 2022

Patrocinio Gil


QUELQUES MOTS EN MON ABSENCE ET LETTRE À DON ANTONIO MACHADO

 

Avant la lecture de cette lettre, permettez-moi de vous dire que c’est un honneur, mais aussi une surprise, une agréable surprise, que le jury du Prix International de Poésie de la Fondation Antonio Machado de Collioure ait attribué à mon œuvre 22 Y FEBRERO le prix du concours de cette année. Je vous en suis infiniment reconnaissant. Je tiens à vous dire que mon bonheur a été double tout comme ma fierté, car il n’y a pas de meilleure récompense que ce prix, pour lequel j’ai écrit ces vers avec beaucoup de soin et de dévouement afin que tant Don Antonio mon poète de cœur que mon professeur là-bas dans mon village près d’Ávila ne soient déçus. C’est la plus belle récompense quand s’achève la fin d’une vie vouée toute entière à la poésie, et que l’on a moins de courage à cause de l’âge et des infirmités. Encore merci au jury et merci à la Fondation qui porte le nom du poète, d’entretenir la flamme de la poésie (toujours la petite sœur de la littérature) en décernant chaque année ce beau et important prix auquel je désirais ardemment participer mais pour diverses raisons, je le repoussais. C’est pourquoi en juin 2021, lorsque j’ai relu les conditions de participation sur internet, je me suis dit, Patro, « c’est la dernière chance, envoie les poèmes que tu as écrits dans ton vieux cahier ». Et je l’ai fait. Et j’en suis ravi.

Quelques heures après qu’Antonio Orihuela, le président du jury, m’ait appelé pour m’annoncer la bonne nouvelle et me féliciter, j’ai pensé, comme l’écrivait Almudena Grandes, récemment décédée, « que le silence pèse peut-être plus sur ceux qui se taisent que l’incertitude sur ceux qui ne savent pas ». Et c’est que moi, qui suis encore un enfant avec mes 72 ans passés et qui n’ai jamais pu m’empêcher de retourner à cette enfance de lumière dans la mer de blés parsemée de coquelicots, je n’y croyais pas du tout, je croyais que ce n’était qu’un rêve et qu’à l’aube j’allais me réveiller et il n’y aurait rien. Je n’arrivais pas à me faire à l’idée que c’était moi qui avais gagné ce prix.

Je n’en ai plus douté lorsque le lendemain matin, Joëlle Santa-García, Présidente de la Fondation, me l’a confirmé. Et, quand j’ai raccroché le téléphone et que le silence est redevenu une joie, j’ai fermé les yeux et, me souvenant des nombreuses fois où j’ai demandé de l’aide à Don Antonio pour mes poèmes, j’ai partagé d’un élan cette immense joie avec lui : « Nous avons gagné ce prix tous les deux, toi, avec des vers nés de la terre et du peuple, et moi, avec ceux-ci si simples qu’ils m’écorchaient la peau lorsque je les écrivais ». Et soudain, comme cela arrive toujours avec un baiser, j’ai écrit au milieu du souffle des couleurs si claires d’un matin de janvier, des couleurs qui s’infiltraient à travers mes cinq sens et me rendaient un peu plus poète :

Quand tu écris

tu dis des contes et des histoires,

tu te rappelles des souvenirs

et tu dessines des enfances,

aussi ces exils intérieurs

qui s’échappent des rêves

et deviennent réalité

dans les vers de l’air…

 

Plus tard, car il y a toujours un plus tard, mon cher poète, à cause de la solitude constante et triste de l’exil, aujourd’hui que s’approche le temps de ces 83 hivers depuis que tu nous as quittés et que la douleur demeure emprisonnée en moi, je t’écris quelques mots aux couleurs du temps de ces jours bleus et de ce soleil de l’enfance. Quelques mots à la façon de ce concours qui a éveillé en moi le plaisir d’écrire des vers en ton nom, comme si c’était toi, avec la plume de l’aube et de l’exil qui les écrivais, sous la pluie qui pleurait en ce triste mois de janvier de l’an 39 de déraison béante comme une vieille blessure. Revenir là où tu habites maintenant et passer quelques minutes à côté de ta tombe. Et là, partager ta peine qui est aussi la mienne, celle de vous tous qui êtes venus aujourd’hui. Être ici à Collioure et faire partie de tous ceux qui ne t’oublient pas. Sentir, comme s’ils me cherchaient, tes yeux qui lentement m’encourageraient à continuer à vivre dans la poésie. Parce que je sais que tes vers vivent, Don Antonio, pour que les miens vivent.

Mais il m’a été impossible d’être avec vous, surtout avec toi. Et j’ai eu mal de ne pas être là, et je te demande de m’en excuser, même si je suis toujours cet enfant qui présentait ses poèmes avec autant d’enthousiasme qu’un rêve gravé dans la mémoire et le cœur battant dans sa poitrine, rempli d’une joie infinie.

C’est pourquoi, bien que je ne sois pas là, mon cœur y est, tu m’accompagneras toujours et, tu es si bien là, que je me suis senti grandi en envoyant mes poèmes, plein d’espoir qu’ils gagnent et ils ont gagné. Dans cette joie immense, j’ai coupé une rose que je tiens entre mes mains pour la laisser avec émotion et respect et en simple hommage, sur le sol de ta tombe, et je t’envoie cette lettre, que quelqu’un lira de ma part lors de cette douce matinée où toi et moi (les vers nous portent) sommes au milieu des rêves (toi, bien plus que moi) presque des protagonistes.

J’ai toujours voulu écrire: je suis un vieux castillan et les vers que j’écris s’écoulent sur les eaux de cette rivière de mon village appelé Zapardiel, et de cet autre fleuve, le père Duero, sur lequel tu as tant écrit et qui traversant sereinement Soria, trace sans s’en rendre compte sa courbe d’arbalète. Écrire à ta manière, Don Antonio, à ta manière simple que tu m’as enseignée et comme mon vieux maître me l’avait enseignée lorsque j’avais sept ans. Et voici le résultat, si modeste et si beau et en ton nom qui toujours m’accompagne :

N’ayant pu venir

je t’envoie ma voix dans ma lettre;

ma voix calme et sereine

mais déjà un peu cassée,

Solitudes de t’emporter,

vers après vers jusqu’à l’âme.

Oh, Don Antonio et ami,

en moi tu es flamme,

terres de Castille, terres…

dans lesquelles tes vers germent

et moi, humble moissonneur,

à la lumière de l’aube,

comme une première cueillette,

Je récolte tes fruits !

Au revoir Don Antonio

 

Presque à Collioure . Le 20 février 2022

Patrocinio Gil

Traduction Marie Porical Fontanell



Francisco Gómez Nadal représente les Editions La Vorágine de Santander

 

Francisco Gómez Nadal et Antonio Orihuela, président du Jury du Prix de Littérature Antonio Machado